Tu cuerpo necesita estar en condiciones óptimas. Esto implica entrenamiento constante, alimentación adecuada y cuidado de tu salud en general. No escatimes en la preparación.
Es un error común, por muy sorprendente que parezca. Desde zapatillas hasta ropa, todo debe ser familiar y probado previamente. Evita sorpresas desagradables durante la prueba.
En función de cómo hayas entrenado, debes tener en mente tu ritmo objetivo. No te dejes llevar por la euforia de los primeros kilómetros. Mantén la calma y sigue tu estrategia. Un ritmo controlado es esencial para evitar agotarte antes de tiempo.
La consistencia y la paciencia son clave en distancias exigentes. A medida que avanzas en la carrera, debes adaptarte a tus sensaciones y mantener la calma. No te desanimes si las cosas se ponen difíciles; forma parte del desafío.
En una competición, ocurren eventos inesperados, como una caída, un pisotón o una zapatilla que se sale. Supera todos estos obstáculos sin perder la calma ni los nervios. Forma parte del guión, acéptalo y continua como si nada.
La activación y la concentración son tus aliados. Mantén una mentalidad sana y positiva a lo largo de la carrera. Una cabeza fuerte es tan importante como el cuerpo en estas pruebas exigentes.
Realiza un calentamiento adecuado antes de la prueba. Conoce tu cuerpo y cómo debe prepararse para el esfuerzo. Y, por supuesto, posiciónate en la salida de acuerdo a tu nivel y tus rivales. Evitarás obstáculos innecesarios en los primeros momentos, cuándo más nervios hay.